Los senadores Carolina Losada, del radicalismo, y Juan Carlos Pagotto, de La Libertad Avanza, presentaron en estos días la defensa de un proyecto que pretende penalizar las falsas denuncias de género, pero lo que se soslaya detrás de eso es el disciplinamiento a las mujeres, la estigmatización de un problema estructural muy profundo como lo es la violencia de género y la obstaculización del acceso a la justicia real por parte de quienes sufren este flagelo.
La violencia de género no es un invento, es una problemática fruto de la desigualdad machista y patriarcal al cual el Estado tiene que dar respuesta, lo que busca este proyecto es correr el eje de la problemática, poniendo a la mujer denunciante en el banquillo de la acusada.
El proyecto propone sustituir el artículo 245 del Capítulo II del Código Penal, que contempla el delito de la falsa denuncia, por otro que impone prisión de uno a tres años y considera agravante únicamente a las falsas denuncias de violencia de género, que serían castigadas con penas de tres a seis años de prisión sin posibilidad de excarcelación.
Esta modificación desnuda que la preocupación no está en las falsas denuncias, puesto que ya existe para ese delito una determinada sanción; sino que lo que se intenta es en desalentar las denuncias, endureciendo la pena solo en casos de denuncias de violencia de género, lo que en un gobierno negacionista se traduce en la persecución de quienes denuncien.
Esto no quiere decir que no existan las falsas denuncias, las hay, pero no hay una sola estadística que demuestre que se constituyen como una problemática mayoritaria. Si bien el feminismo radical ha llevado muchas veces a un reduccionismo peligroso el “Yo sí te creo”, esta consigna, o la denuncia debe servir de rápido punto de partida para investigar. Y esta indagación debe ser rápida, integral y efectiva. Muchos de los problemas en relación a las denuncias que no avanzan o no se comprueban, radican en la lentitud de resolución en la justicia, o su falta de perspectiva de género. Y aunque hubiera falsas denuncias, una investigación rápida y clara también preserva al denunciado si es inocente.
Sería bueno que el proyecto presente alternativas para profundizar la investigación y la celeridad a la hora de expedirse sobre esto, pero lejos de eso lo que presenta es un verdadero retroceso en materia de justicia y de reconocimiento social a una lucha que el colectivo feminista viene dando hace años.
Dime con quién andas y te diré quien eres
Un dato que destaca del proyecto presentado por Losada y Pagoto es el acompañamiento del actual Ministro de Justicia Cúneo Libarona, quien dejó la defensa de Alperovich, acusado y condenado por violación para asumir el cargo.
En la defensa del proyecto en el Senado el Ministro argumentó: “Se creó una concepción hipócrita de que la mujer no miente de ‘hermana, te vamos a acompañar, tenés que denunciar’. Y eso no es siempre así”. Para él, “gran parte de las falsas denuncias son por violencia y producen daños irreversibles”. Es el mismo Cúneo Libarona que arremetió contra la diversidad sexual calificandola de “invento subjetivo”.
La gestión del Ministro se basó en recortar, despedir y reducir presupuesto en las políticas de género, además de sumar requisitos e impedimentos para acceder a programas como el Acompañar. Todo un prontuario que pinta de pies a cabeza la posición política de él y su gobierno.
La única verdad es la realidad
Los datos que sí son reales es la cantidad atroz de feminicidios que sufrimos las mujeres cada año. La falta de políticas públicas que puedan no solo prevenirlos sino dar una respuesta para que quienes sufren violencia puedan salir de ese lugar.
Es que en realidad lo que preocupa a Cúneo Libarona, a Losada, a Pagotto y al gobierno es la batalla cultural que gracias a la inmensa lucha del colectivo feminista logró instalar que la violencia de género es un problema real, que no es correcto perpetuarla y que son ellos, quienes gobiernan, los responsables de dar respuestas, presupuesto y solución a esto. Batalla que tienen perdida mientras sigamos ofreciendo resistencia.