Polémica en las redes por el llamativo índice de pobreza del INDEC

La foto oficial muestra una caída marcada frente al 38,1% del segundo semestre de 2024 y al 52,9% del primer semestre de ese año, cuando el ajuste inicial y la disparada de precios habían golpeado fuerte. La indigencia también retrocedió a 6,9%. Para la Casa Rosada, es la prueba de que la desinflación y la recomposición de ingresos empiezan a notarse en el bolsillo. Para la oposición, es una mejora frágil y «dibujada».

Según ese porcentaje, entre 14,5 y 15 millones de personas no llegan a cubrir la canasta básica. El mapa es desigual: la Patagonia aparece con niveles más bajos y el NEA y el conurbano entre los más altos. La niñez sigue siendo el grupo más golpeado, lo que revela que el alivio aún no perfora los núcleos más duros de la exclusión.

La polémica en la red social X arrancó antes de que saliera el informe y estalló con los primeros gráficos. La periodista Nancy Pazos puso en duda la coherencia del dato frente a lo que muestran precios, alquileres y changas. Escribió: «La inflación que no registra el INDEC. Compré una pelota de fútbol Adidas hacew un mes. El 29 de agosto. Me costó $39.000. Hoy por la misma aplicación y el mismo vendedor quise comprar otra. $59.000. 51% de aumento!!! En 27 días!!!».

Por su parte, el senador Martín Barrionuevo señaló reparos metodológicos y pidió revisar con lupa la relación entre los ingresos que la gente declara y el costo de las canastas. Adjuntando un gráfico,el correntino escribió: «Supuestamente, según el INDEC, estos fueron los incrementos de los salarios en negro en relación a los salarios en blanco. De esta forma, ‘salieron millones de la pobreza’. El sesgo estadístico, si no el dibujo, es grotesco». El gráfico mostraba que los salarios en negro le habían ganado por mucho a los que son en blanco, cuando no hay motivo para que eso ocurra. ¿El dato es falso?

La advertencia común de la mayoría de los economistas: no confundir un “rebote” estadístico con una mejora que se sostenga en el tiempo.

Clave para entender el número: el INDEC mide pobreza por ingresos. Se compara lo que entra a un hogar con el costo de la canasta básica total. Si durante algunos meses los salarios suben un poco más que los precios -porque baja la inflación o cierran mejores paritarias-, la pobreza cae. Si la inflación vuelve a acelerarse o la canasta pega un salto, puede subir otra vez. No es una medición de “todas” las carencias (vivienda, educación o salud), sino del poder de compra.

Aun con la baja, persisten urgencias: empleo informal inestable, brechas educativas y acceso desigual a servicios. El oficialismo subraya que es el menor nivel en siete años y un punto de inflexión político. Los críticos recuerdan que la foto puede cambiar rápido si hay otra corrida. Entre ambos, queda una conclusión clara: la pobreza bajó y ordena la discusión pública, pero el desafío es transformar ese alivio de corto plazo en una mejora real y duradera.

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