En este país sudamericano no hay inflación: así hizo para lograr este «milagro»

En un contexto donde la inflación suele ser un desafío constante, un país de Sudamérica destaca como un caso excepcional: Ecuador. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en mayo de este año, la inflación interanual se sitió en un 0,46%, tras registrar un 0,31% en marzo y una destacable deflación de 0,7% en abril. Estos datos, publicados por el gobierno ecuatoriano, posicionan al país como el de menor inflación en la región, un logro que despertó el sentimiento de admiración de los mandatarios vecinos, pero también un interrogante: ¿cómo lo consiguieron?

La respuesta apunta a una decisión tomada desde hace un cuarto de siglo en dicho país: la dolarización. Aunque, el camino hacia esta estabilidad no fue sencillo, y el contraste con el pasado económico del país es tan dramático que requiere un repaso histórico.

Los datos del INEC exponen que los precios se mantiene bajo control desde el 2001, un año después de que se dolarizara la economía. Antes que esto ocurriese, el país vivía atrapado en una crisis inflacionaria crónica la cual generó que en 1999 la inflación marque un 60%; y en 2000, el año que se implementó se disparó al 96,1%. Estos indicaron reflejan el contexto de caos económico que sufre gran parte de la región sudamericana donde la moneda local se devalúa, los precios suben y la confianza en el sistema financiero se desmorona.

¿Es la dolarización la solución?

Durante los 21 años previos a la dolarización, la inflación promedio anual rondaba el 40%; la crisis de finales de los 90, agravada por factores como la caída de los precios del petróleo y políticas monetarias expansivas, se convirtió en un gran problema a abordar por el gobierno que se vio obligado a tomar una medida radical: abandonar el sucre y adoptar el dólar. Desde entonces, la inflación promedio se redujo drásticamente a un 3,2% anual, y en 2025, las tasas oscilaron entre la deflación y valores cercanos al 0,5%. La dolarización, al eliminar la posibilidad de emitir moneda local, cortó de raíz una de las principales causas de la inflación: la impresión descontrolada de dinero.

Claro que la dolarización por sí sola no actúa, su efectividad depende de las políticas económicas que la acompañan. En los primeros años, tras la adopción de la moneda norteamericana, Ecuador se enfrentó a la pérdida de competitividad en las exportaciones y a la dependencia del petróleo. Pero, la estabilidad importada de Estados Unidos, le permitieron mantener los precios bajos control, algo que actualmente aún es perceptible. Bajo este pie, mirando hacia Argentina, donde el gobierno de Javier Milei intenta instalar la dolarización endógena, se abre otra incógnita: ¿Podría replicarse ese éxito en la baja del IPC en Argentina?

El economista Camilo Tiscornia, en diálogo con iProfesional, señaló que «Ecuador podría no ser comparable con Argentina porque Ecuador está dolarizado. Así que, ellos ya resolvieron el tema de la inflación hace tiempo». Para Tiscornia, la incertidumbre sobre si Argentina efectivamente adoptará el dólar complica cualquier paralelismo. «No es fácil hacer una comparación», sintetizó. Por su parte, Aldo Abram, consultor financiero, ofreció un análisis más detallado. Según él, «en países dolarizados como Ecuador, su inflación tiende a ser similar a la de Estados Unidos».

El ex presidente de Ecuador, Jamil Mahuad, implementó la dolarización en el 2000

Sin embargo, esta convergencia no es automática, ya que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) varía según las políticas locales. «Pueden variar si se aplican políticas estatistas o distorsivas», explicó Abram, recordando que en Ecuador, ciertas medidas gubernamentales generaron desviaciones en el pasado. Como ejemplo, citó la «pseudo dolarización» de Argentina durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, cuando la convertibilidad llevó a una inflación que «rápidamente tendió» a alinearse con la de Estados Unidos. La lección es clara: la dolarización puede ser efectiva, pero su éxito depende de las decisiones del gobierno.

Aún con estas advertencias, el caso ecuatoriano sugiere un camino posible para Argentina. Si Milei lograra estabilizar la economía, ya sea mediante una dolarización completa o a través de medidas que fortalezcan el peso, el país podría aspirar a tasas de inflación de un dígito en 2026, como predice Abram. «Probablemente veamos que, en la medida que se estabilice el valor del peso, nos volquemos a tasas de inflación que van a ser de un país normal», concluyó el economista.

Ecuador, con su inflación inferior al 0,5%, demostró que es posible escapar del ciclo inflacionario que marcó y aún marca a Sudamérica. No obstante, para Argentina, el desafío va más allá de adoptar la divisa norteamericana como moneda de transacción cotidiana, requiere un marco de políticas coherentes que eviten distorsiones y mantengan la disciplina fiscal. Algo que la administración libertaria asegura está implementado, a través de medidas como la liberación del cepo y el incentivo al uso de dólares «del colchón», pero que aún no se termina de instalar.

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