Todo en torno a Héctor Huergo, empezando por él mismo, es el empuje hacia desafíos productivos, que sabe conjugar con muchas de las tendencias del sector y hasta enfrentando los convencionalismos. Es lo que irradia y contagia cada sábado en sus columnas de Clarín Rural.
El último jueves esa vocación, propia de los que se atreven a ir más allá, fue reconocida por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) que designó al director de Clarín Rural como embajador de Buena Voluntad del IICA.
La ceremonia en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires tradujo ese espíritu entre sonrisas y cálidos abrazos que celebraron el honor que significa ser embajador de buena voluntad o “buena onda” como dijo el propio Héctor, un estatus que comparte con el ex presidente del BID, Enrique Iglesias; el premio Nobel de Economía 2019, Michael Kremer; el ex presidente de República Dominicana, Hipólito Domínguez, la economista y socióloga brasileña Tania Bacelar, el ex canciller de Ecuador, Gustavo Manrique; la climatóloga y agrónoma estadounidense Cynthia Rosenzweig, el profesor de Economía y Cambio Tecnológico de la Universidad de Bonn, Joachim von Braun, el fundador los grupos Insud y Chemo, Hugo Sigman, y la filántropa y productora ganadera de Paraguay, Marís Llorens, entre otros.
Ingeniero agrónomo de profesión, Huergo es considerado un «destacado comunicador de los fenómenos productivos, económicos y sociales que florecen en la ruralidad y un adelantado en advertir el rol que las nuevas tecnologías jugarían para impulsar la productividad y la sostenibilidad agrícolas», indicó el IICA en un comunicado. La distinción fue entregada por el Director General del organismo hemisférico, el también argentino Manuel Otero.
“Huergo es quien mejor interpreta la nueva narrativa que necesita el agro argentino y el de toda América Latina para mostrar a la sociedad la verdadera cara del sector en nuestro continente, que es crucial para la seguridad alimentaria del mundo. Lo necesitamos más que nunca, para alumbrar el lado positivo y fortalecer la autoestima de la actividad agropecuaria”, dijo Otero al entregar el diploma.
El Director General Emérito del IICA, Martín Piñeiro, contó que se conocen desde hace medio siglo. Y no dudó en calificarlo como “el número uno del periodismo agropecuario en la Argentina. No solo ha asumido el rol de informar, sino que ha tenido una gran visión de futuro. Fue pionero en advertir el rol de las tecnologías en la actividad agrícola y ha tenido una enorme influencia en el desarrollo del sector en el país”, afirmó Piñeiro.
En sus palabras de agradecimiento, Huergo contó su arranque en Clarín en 1972, cuando era un joven estudiante universitario. Gran impulsor del rol de la ciencia y la innovación como motores de la evolución productiva, también fue presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que es referencia regional y mundial en investigación aplicada al agro.
“No soy neutral; soy un apasionado militante de la segunda revolución de las Pampas. Hoy el campo argentino está a la vanguardia del mundo”, dijo Huergo al recibir el diploma, en referencia al extraordinario crecimiento que experimentó la producción agrícola argentina desde la década de 1990, de la mano de nuevas tecnologías y prácticas agrícolas innovadoras. Y dedicó un párrafo especial a su esposa, Ana Fernández Moujan.
En un amplio y moderno salón de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la entidad empresaria más antigua de Argentina, fundada en 1854, se agolparon diversas personalidades. Muchos notaban la rareza de ver a Huergo con corbata, un homenaje en sus estampados a Menchi Sábat, el ilustrador ya fallecido de Clarín.
Allí estuvieron el dueño de casa, el presidente de la Bolsa, Ricardo Marra, los ex ministros de Agricultura, Julián Domínguez y Fernando Vilella; el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina, Gustavo Idígoras, y el titular de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), Marcelo Torres. También, Agustín Avellaneda, Federico Pinedo, Federico Braun, Enrique Cristofani, Ignacio Lartirigoyen, Francisco García Mansilla, José Aranda, Patricia Etchemaite, Héctor Aranda, Gabriel Delgado, Claudio Molina, Alberto Marina, Axel Boer, Mariano Winograd, Eduardo Calcagno y Cecilia Piñeiro, entre tantos otros.
La alegría por el reconocimiento estaba en todos los rostros, especialmente en los hijos de Huergo, Luciana y Emiliano, ambos ingenieros agrónomos.
Hacia delante y ya como embajador de Buena Voluntad del IICA Huergo seguirá comunicando sobre la importancia de la seguridad alimentaria y nutricional y la del desarrollo a través de la bioeconomía, la sanidad animal y vegetal y, por supuesto, la producción responsable.