Una encuesta nacional clave sobre factores de riesgo en salud no se realiza hace siete años: qué dice el Gobierno

Hace 20 años se hizo en Argentina la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo. Era 2005, y cuando en 2009 se lanzó la segunda edición del sondeo, el Ministerio de Salud resolvió que su utilidad para desarrollar políticas de salud era tan grande, que convenía seguir haciéndola cada cuatro años. El objetivo: tener diagnósticos actualizados en materia de enfermedades crónicas no transmisibles (cardiovasculares, respiratorias, cáncer, diabetes…), que son las que mayores tasas de mortalidad y carga económica generan en el país y el mundo. Sin embargo, esta encuesta no se hace en Argentina hace siete años.

Como siempre se dice que el sistema de salud local está quebrado y la mayoría de las enfermedades que tiene la gente son las que mide este sondeo, no es una encuesta cualquiera, si una gestión busca bajar el gasto y mejorar la salud de la población a través de la prevención. Para adentrarse en las cifras locales y revisar los “considerandos” de por qué se definió hacerla cada cuatro años, vale la pena leer el primer anexo de la resolución 1083 de 2009, cuando se aprobó la Estrategia Nacional para la Prevención y Control de Enfermedades no Transmisibles y el Plan Nacional Argentina Saludable.

Clarín le consultó al Ministerio de Salud las razones de la demora en la concreción de la quinta ronda de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (en adelante, ENFR), de la que ya la cuarta edición (con Adolfo Rubinstein como secretario de Salud a la cabeza), había tenido un año de atraso.

Entonces, en lugar de hacerse en 2017, se hizo en 2018 y fue publicada en 2019, algo que -en diálogo con Clarín– Rubinstein (que hoy dirige el Centro de Implementación e Innovación en Políticas de Salud del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria) atribuyó a que por primera vez se sumó una “submuestra directa”, dijo, que tomó muestras biológicas de un grupo de personas para corroborar el sesgo de las entrevistas.

Es decir que en lugar de sólo preguntarle a un sector de la población cómo estaba su salud en tal o cual sentido (la encuesta propiamente dicha), además le sacaron sangre a un grupo más chico de personas, que también pesaron y midieron. La intención era comprar si quien se decía “hipertenso”, lo era. O si quien declaraba tener diabetes “pero controlada”, la tenía. O si quien decía pesar 75, no pesaba 85 o 90. En criollo y parafraseando a Rubinstein, la medición diagnosticó el nivel de “dibujeo” del argentino medio.

La encuesta busca conocer las enfermedades que más afectan a los argentinos. Foto: Shutterstock

Después de esa edición de 2018, quizás pocos esperaran que -con Carla Vizzotti de ministra y bajo la gestión presidencial de Alberto Fernández-, en 2022 se pudiera hacer la quinta edición, en medio del largo camino de salida de la pandemia y cuando hasta el propio censo nacional (que tocaba hacer en 2020) se había atrasado dos años.

Siguiendo una lógica parecida y a juzgar por las demoras en el procesamiento de los datos censales, fue, no necesariamente entendible pero sí esperable que tampoco se hiciera la 5º ENFR en el transcurso del crítico 2023, con la economía desmadrada y una puja preelectoral que sólo ahora, a la luz de los vaivenes actuales, parece chiquita.

Con todo eso en consideración, en mayo de 2023 el Gobierno de Fernández emitió (sin embargo) un temerario comunicado asegurando que el Ministerio de Salud y el INDEC estaban definiendo los lineamientos de la 5º ENFR. O sea, la harían. Aclaraban que “la prueba piloto” se llevaría a cabo a lo largo del segundo semestre de 2023, y confirmaron que “se implementará a partir del primer trimestre de 2024”.

Y fueron aún más allá: “A diferencia de la encuesta realizada en 2018, la iniciativa recuperará la consulta sobre cobertura de vacunas, afecciones crónicas, accidentes cerebrovasculares, infartos agudos de miocardio, enfermedades pulmonares crónicas y enfermedades renales, entre otras”.

Nada de eso ocurrió, ni en 2023, ni en 2024 (primer año de gestión de Javier Milei, con Mario Russo de ministro), ni tampoco este año, con Mario Lugones al mando de Salud.

Casi el 80% de las personas con diabetes tienen sobrepeso u obesidad. Foto: Shutterstock

Qué piensa hacer el Gobierno con la encuesta factores de riesgo

¿Está en los planes actuales hacer la 5º ENFR? ¿Será, como en los años previos, con colaboración del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)?

Fuentes ministeriales explicaron que ese sondeo depende de la subsecretaría de Planificación y Programación Sanitaria. Cuando se mantuvo el diálogo (viernes 29 de agosto pasado el mediodía), el área estaba manejada por Héctor Saúl Flores, quien para el final del día había cambiado de función: lo ascendieron a secretario de Gestión Sanitaria, una de las cinco áreas más grandes que dependen directo del ministro Lugones.

Todo es parte de los movimientos sísmicos que, si bien intentan disimularse, impactan en la cartera, por estos días. Tanto por el fentanilo contaminado (escándalo ligado a más de 90 muertes bajo investigación judicial) como por los audios que pusieron en jaque los contratos de droguerías farmacéuticas con la ANDIS, el área de discapacidad dependiente del Ministerio de Salud.

Todo tiene que ver con todo porque, como efecto de esos temblores y del despido de Diego Spagnuolo (quien estaba al mando de la ANDIS y de cuyo teléfono habrían salido audios que complican, entre otros, a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei), el Gobierno dispuso que su lugar fuera ocupado por Alejandro Vilches, hasta hace días secretario de Gestión Sanitaria.

Tras moverse esa pieza y de que este lunes se oficializara el reemplazo de Vilches por Flores, la subsecretaría que debería haberse ocupado de concretar la 5º Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, estaba -al cierre de estas líneas- vacante.

En diálogo con Clarín, desde el Ministerio adelantaron que sí está en los planes de esta gestión hacer la encuesta. No saben cuándo, más allá de que esperan poder concretarla en 2026. Dijeron que “el tema está avanzado”, pero quedó el compromiso de sumar precisiones en un segundo diálogo. Al cierre de esta nota y con la subsecretaria mencionada vacante, esa conversación no se había podido concretar.

Tres dudas quedaron en pie. 1) La fecha de la encuesta y por qué tanta demora. 2) Si, como en las ediciones previas, se hará con el apoyo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), organismo que Clarín consultó en paralelo y desde donde aseguraron no estar avanzando en ninguna encuesta con el Ministerio de Salud. Y, 3) si es cierto (como dieron a entender) que pretenden sumar nuevos temas al sondeo, ¿cuáles son? ¿Respetarán las preguntas de ediciones anteriores o se interrumpirán las series históricas?

La gran epidemia de salud este siglo

Muchos creen que el gran drama de este siglo son las enfermedades infectocontagiosas (como el Covid o, mismo, las prevenibles por vacunas, como el sarampión. Sin desestimarlas, la gran preocupación de este siglo, según comparten especialistas en congresos del sector o las autoridades de referencia internacional, como la OMS, organismo del cual el Gobierno actual pretende desentenderse desde 2026, son las enfermedades crónicas no transmisibles.

Según la OMS, provocan el 71% de las muertes del mundo, y más del 85% de las muertes en países de ingresos bajos y medianos que esa organización llama “prematuras”, por ocurrir entre personas entre 30 y 69 años.

Al margen del componente genético (que a veces prevalece), la mayoría de esas patologías se vinculan a problemas en el estilo de vida (por ejemplo, en la alimentación). La mayor cantidad de casos letales se atribuyen a eventos cardiovasculares (como hipertensión); les siguen el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes.

Por su alta carga económica a los sistemas sanitarios, existe cierto consenso de que la prevención de estas enfermedades podría resolver, en parte, la encrucijada de muchas naciones de bajos ingresos, que terminan hundidas entre la demanda de terapias y tratamientos farmacéuticos innovadores pero carísimos, que ni la población ni el sector público puede afrontar.

En este punto entran las estrategias de diagnóstico poblacional, señaló Rubinstein, una voz proveniente de un sector político opuesto al del (recientemente fallecido) ex ministro de Salud Ginés González García, impulsor de la primera ENFR, durante la gestión de Néstor Kirchner.

La salud, entre las finanzas y las políticas públicas

Según Rubinstein, “las encuestas así permiten informar a los tomadores de decisión sobre las políticas públicas que deberían adoptar”. Después de explicar que estos sondeos son comunes en muchos países pero su nivel de profundidad depende de los recursos disponibles, aclaró que “la que se vino haciendo en Argentina es muy completa y representativa”.

En la misma línea opinó Carlos Regazzoni, médico y ex director del PAMI durante la presidencia de Mauricio Macri: “Los trabajos epidemiológicos son indispensables para tomar decisiones, y una parte fundamental de esos trabajos pasa por las encuestas”.

Por ejemplo, “de la última ENFR se desprenden algunas consideraciones importantes: primero, la mitad de la gente a la que alguna vez el médico le dijo que tenía hipertensión arterial, no toma ningún remedio; y de la mitad que toma, la mitad lo hace en forma insuficiente”.

“En materia de diabetes se pudo saber que la mitad de los pacientes que se sabían diabéticos no tomaba medicación. La encuesta, que en 2018 midió glucemia en un grupo de personas, reveló que que había pacientes con presunta diabetes que ni siquiera lo sabían. Se calcula que la mitad de los diabéticos de Argentina ignora que tiene la enfermedad”, se lamentó Regazzoni.

Agregó que “muchos trabajos mostraron que hacer encuestas sobre temas de salud modifica conductas sanitarias y trae beneficios en tareas de screening. Por ejemplo, las que se hacen en temas de diabetes, cáncer de colon o estudios de la mujer son una forma para que los ministerios de salud puedan crear conciencia pública respecto de estas cuestiones”.

O esa que “las encuestas de salud no sólo permiten recabar información indispensable para la planificación sanitaria sino que en sí mismas crean conversación pública sobre temas de alcance poblacional”.

¿El Gobierno actual impulsará la 5º Encuesta Nacional de Factores de Riesgo? Rubinstein dudó: “No tengo idea. La agenda del Ministerio de Salud actual tiene más que ver con cuestiones de financiamiento. No están con la mira puesta en la vigilancia de los problemas de salud pública relacionados con enfermedades crónicas no transmisibles, que son arriba de 70% de la carga de enfermedad de la Argentina”.

“Por supuesto, el diagnóstico y las políticas ligadas a prevención de estas enfermedades no está separada de las finanzas”, dijo el ex ministro, y cerró: “Sin embargo, están muy focalizados en revisar los presupuestos y en eficientizar la gestión. No creo que estos temas estén en la agenda del Ministerio actual. Ojalá me equivoque”.

PS

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