Con un discurso de «pragmatismo» que hoy parece más una farsa que una convicción, este ex compañero de fórmula del ex presidente Mauricio Macriha solicitado una visita a la corrupta y condenada Cristina Kirchner en su prisión domiciliaria. Este gesto, que desvela una lealtad que nunca dejó de ser K, pone el foco en el rol fundamental que desempeñó durante más de una década para garantizar que laex mandataria no fuera desaforada y, por ende, no terminara en la cárcel.
Durante años, Miguel Ángel Pichetto se mantuvo inamovible en el Senado, bloqueando cualquier intento de desafuero de Cristina Kirchner. A pesar de los pedidos de la Justicia, su argumento fue siempre el mismo: el principio de inocencia. «No corresponde quitarle los fueros parlamentarios a la ex presidente», insistía, incluso después de que la Corte Suprema confirmara su prisión preventiva en la causa por el memorándum con Irán.
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Pichetto sostenía que los fueros solo debían retirarse cuando hubiera una «sentencia definitiva». Sin embargo, esta postura no era más que una excusa para blindar a una de las personas más investigadas por corrupción en el país. El ex jefe de bloque del justicialismo se encargó de dejar claro que «el proceso penal se puede llevar a término hasta la sentencia misma sin ningún tipo de impedimento». Con una retórica que hoy suena vacía, prometió que «cuando haya sentencia definitiva, procederá el desafuero». Un argumento que le permitió ganar tiempo y, en la práctica, garantizar la impunidad.
La protección de Pichetto no fue un acto en solitario, sino un pacto silencioso con el kirchnerismo para evitar que la Justicia actuara. Para desaforar a Cristina Kirchner se necesitaban 48 votos, es decir, los dos tercios del Senado. Con el bloque de Cambiemos de Macri con 25 senadores, el oficialismo necesitaba del apoyo del grupo de Pichetto, que también contaba con 25. Su negativa a apoyar el desafuero se convirtió en el principal obstáculo para que Cristina Kirchner fuera detenida, a pesar de los pedidos del juez Claudio Bonadio.
A pesar de que el Senado votó de forma unánime, con 67 votos a favor, para allanar las propiedades de la ex mandataria en la causa de los cuadernos de las coimas , la inmunidad de arresto se mantuvo inalterable. La supuesta «visión de Estado» de Pichetto, el hombre que se define como «peronista, republicano y capitalista» , fue en realidad una estrategia para proteger los intereses de un sector de la política que hoy se ve amenazado por la Justicia. Un claro ejemplo de que, para Pichetto, la Justicia solo es válida cuando no afecta a sus «compañeros».
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La lealtad de Pichetto a la familia Kirchner no solo se reflejó en el Senado, sino también en un gesto que destapó sus verdaderas intenciones. Según medios, Pichetto utilizó sus «estrechas relaciones judiciales» para alertar a Cristina Kirchner de que su hija, Florencia, podía ser llevada presa, ya que no tenía fueros. El mensaje de Pichetto, «Hay un riesgo cierto de que la lleven presa a la piba» , fue el motivo por el cual la ex Presidenta la mandó a Cuba. Un acto de «lealtad» que ella nunca olvidó.
Esta revelación desmonta por completo la farsa de que Pichetto era un «institucionalista» que actuaba por principios. Su «lealtad» a los «códigos» y a la protección de los suyos es lo que realmente guía sus acciones. Mientras públicamente se separaba de Cristina Kirchner, en privado tejía los hilos para que la Justicia no alcanzara a la familia. Hoy, su solicitud de visita a la ex presidente en su prisión domiciliaria confirma lo que muchos ya sabían: Miguel Ángel Pichetto nunca dejó de ser el incondicional de la corrupta Cristina Kirchner.