Gases, golpes y ajuste. Los miércoles de rutina del gobierno

Los miércoles, no hay día como los miércoles de Jubilados, se volvieron una cita semanal de resistencia cotidiana. El gobierno, con su plan de ajuste, genera una situación de miseria que golpea con fuerza a este sector, obligándolo a salir a pedir que les alcance para comer y para comprar medicamentos.

En el último año, esta rutina se transformó lentamente en la naturalización de imágenes de adultos siendo gaseados y golpeados por el aparato represor: la Policía Federal y la Gendarmería Nacional de Patricia Bullrich, junto a la Policía de la Ciudad, bajo la responsabilidad directa de Jorge Macri. Este acto inaceptable fue lentamente asumido como una violencia semanal domésticada, casi rutinaria. Así, la represión contra los jubilados dejó de ser un hecho excepcional para convertirse en una violencia semanal cotidiana por el poder de Milei y Bullrich, que administran la violencia como política de Estado, buscando que el ajuste se imponga a fuerza de miedo.

La represión no es un exceso ni un error, es política de Estado. Cada miércoles, el Congreso se convierte en un territorio vallado bajo el control de Bullrich, dejando que la Policía de la Ciudad ejecute las últimas represiónes bajo órdenes directas de Jorge Macri. Las herramientas de un aparato represivo que busca quebrar la resistencia, intimidar a los que luchan y silenciar a quienes registran la verdad.

Foto: Pedro Pallero

En ese contexto, el rol de la prensa fue y es vital. Quienes registran estas protestas son también blanco de la represión, gas pimienta, balas de goma, golpes, detenciones arbitrarias e ilegales. En la últimas semanas, el caso del camión hidrante que lesionó al reportero gráfico Rodrigo Abd, ganador de dos premios Pulitzer. Este miércoles con la detención arbitraria de las trabajadoras de prensa Camila Rey y Jazmine Orellana. Y como no nombrar el más brutal de todos: el intento de asesinato por la Gendarmeria de Bullrich al fotoperiodista Pablo Grillo, impactado en la cabeza por una cápsula de gas lacrimógeno mientras cubría la protesta, sufriendo una fractura de cráneo y traumatismo severo, dejandolo casi tres meses en terapia intensiva y varias cirugías.

Foto: Marcos Sierras
Foto: Marcos Sierras

Estos ataques no son hechos aislados ni excesos individuales, es la cara más brutal del aparato represivo de Milei y Bullrich que apunta a quebrar la resistencia y censurar a quienes lo registran. Cada miércoles de resistencia es también un miércoles de denuncia.

El movimiento de jubilados se convierte así en un ejemplo de lucha para todos los sectores golpeados por el ajuste. Su resistencia demuestra que la organización y la unidad pueden enfrentar la miseria y la violencia del Estado. La prensa se convierte en el verdadero contrapeso frente a esta violencia. Sin ella, la represión se vuelve invisible y el miedo se impone. La organización, la denuncia y la visibilidad son las armas que tenemos para luchar contra este brutal ataque.

Para nosotros, la verdad es un arma revolucionaria y el periodismo, un instrumento letal cuando se pone al servicio de causas justas, sin relatos manipulados ni complicidades con el poder. Desde esa perspectiva, denunciamos y enfrentamos los modelos mediáticos perversos que reproducen el capitalismo y sus gobiernos, construimos un periodismo alternativo, independiente de todos los poderes económicos y políticos. Un periodismo de izquierda, estratégico y combativo y acompaña las luchas populares.

Alejandro Wall, fotógrafo de PDI

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