El acomodo avanza. El hermano de Adorni, presidente del IAF

Un caso más en La Libertad Avanza, donde el familiar de un funcionario es recompensado con un ascenso o un puesto en la estructura gubernamental del Ejecutivo nacional. En esta ocasión, el hermano menor del vocero presidencial vuelve a ser noticia.

Francisco Adorni, hermano del vocero presidencial, obtuvo un ascenso a un puesto clave en el Ministerio de Defensa: la presidencia del Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAF). Desde este cargo, tendrá bajo su responsabilidad el pago de cerca de 300.000 retiros y pensiones a personal de las Fuerzas Armadas. Además, estará a cargo de dirigir las inversiones en el mercado financiero para el otorgamiento de préstamos, destinados principalmente a la construcción de viviendas.

El hermano menor del legislador porteño recientemente electo reemplazará, a partir de la próxima semana, a Betina Surballe, quien fue trasladada a la presidencia del IOSFA, la obra social de las Fuerzas Armadas y de seguridad.

La carrera de este Adorni en la gestión libertaria se remonta al inicio del gobierno. Primero comenzó como asesor en la cartera dirigida por Luis Petri y, en abril de 2024, fue nombrado titular de la Unidad de Auditoría Interna.

Mediante un comunicado, el Ministerio justificó este movimiento de funcionarios, que beneficia al familiar del vocero presidencial. Según la cartera de Defensa, “la designación de Adorni al frente del IAF representa una decisión estratégica para asegurar la continuidad del proceso de saneamiento y transformación que se viene desarrollando con grandes avances desde diciembre de 2023“.

Lejos de alejarse de las prácticas habituales de “la casta”, este ascenso demuestra las contradicciones del discurso libertario. En medio de ajustes y despidos en el sector público, el familiar directo del vocero es favorecido con un puesto clave.

Mientras el gobierno impone topes a las paritarias, la vida de estos funcionarios privilegiados es muy diferente. Como asesor, comenzó a percibir un salario de dos millones de pesos y, rápidamente, tras su ascenso, logró duplicarlo. Con esta nueva promoción, al acceder a uno de los cargos de mayor jerarquía del ministerio, su situación económica parece mejorar aún más.

Este comportamiento es una burla más para los trabajadores. Frente a los constantes ataques del gobierno contra la educación, la salud pública, la cultura y otros sectores esenciales del Estado, el ascenso de la familia Adorni resulta obsceno. Es inaceptable que, mientras se ponga en tela de juicio la labor de los profesionales salud, como sucedió en el ataque contra el Garrahan, la casta pueda realizar estos movimientos sin problemas. Esta conducta es un elemento más que se suma a la lista de razones por la que este gobierno de ajustadores, estafadores y represores se tiene que ir.

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