Mayor fragilidad en las condiciones laborales porteñas

Entre la población ocupada porteña, el empleo en relación de dependencia alcanzó en el tercer trimestre del año un mínimo histórico en la serie que comenzó en 2014, al tiempo que los trabajadores por cuenta propia llegaron a un máximo histórico del 25 por ciento de la población ocupada. Son cambios en las modalidades de empleo que llegaron para quedarse y se traducen en una mayor fragilidad laboral. A su vez, los trabajadores de CABA soportan una creciente informalidad laboral, con bajos niveles de registro tanto entre asalariados como trabajadores por cuenta propia.

El trabajo con base en el Instituto de Estadísticas y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Idecba) señala un cruce entre la población ocupada asalariada, que alcanza la participación más baja sobre el empleo total desde el 2014, y en paralelo un ascenso de la población que trabaja por cuenta propia. Todo un registro de época, donde la fragilidad laboral lleva a adoptar modalidades de emprendedurismo o trabajos free lance por cuenta propia como norma.

Entre los trabajadores porteños avanza la «desalarización» ya que «el 71,9 por ciento de la población ocupada trabaja en condición asalariada: la participación más baja de la serie iniciada en 2014 para un tercer trimestre». La reducción de esa tasa es la que lidera la merma del empleo total, según aclara el informe. En volumen, la población asalariada en la comparación con igual período del año anterior mostró una baja de 3,5 por ciento (al pasar de 1,168 a 1,127 millones). A su vez, cuando los datos se analizan entre la población más joven (entre 19 y 29 años) la tasa de asalarización es más alta: alcanza el 83,2 por ciento de los ocupados.

A escala nacional se puede advertir la misma tendencia cuando se difunden los datos de empleo registrado del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que muestran un fuerte crecimiento de monotributistas y, en menor medida, de trabajadores autónomos. Es decir, se trata de empleo por cuenta propia de baja facturación.

Fragilidad

Los que trabajan por cuenta propia suman el 25 por ciento de la población ocupada porteña (391.500 personas), lo que implica el registro más alto de la serie histórica iniciada en 2014. En volumen, esta categoría ocupacional creció 11,8 por ciento con respecto a un año atrás, a contramano de la reducción en el total de población ocupada. Al distinguir por género, se observa que el 55 por ciento de la población que trabaja por su cuenta está conformado por varones mientras el 45 por ciento son mujeres (entre las mujeres es más alta la asalarización).

La información detallada también muestra que el 61,3 por ciento de los trabajadores por cuenta propia está registrado para ejercer su actividad y paga regularmente los impuestos, pero ese ratio disminuyó respecto del 69,7 por ciento de un año atrás. Mirando los registros de informalidad, entre los que trabajan por cuenta propia el 32,4 por ciento no está registrado (y llegan a los 127 mil casos).

La informalidad laboral es un problema creciente también entre la población asalariada de CABA: el 28,5 por ciento de los empleadores no efectúa los descuentos jubilatorios a sus empleados, según surge del mencionado estudio (se trata de 333.900 empleados). A su vez, entre el Personal Doméstico que es uno de los empleos más precarizados de la economía, la informalidad asciende al 71,5 por ciento de los casos (46.000 personas).

En suma, todo esto hace un total de más de medio millón de porteños no registrados, sobre 1.582.000 ocupados. Esta es una magnitud que no pueden desconocer los hacedores de política, a la hora de diseñar normativas que apunten a mejorar la calidad del empleo en la Ciudad.

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