Joaquín Furriel cuenta su rol como padre, el misterio de su nueva película y el regreso a Shakespeare

En una tarde calurosa de verano, subimos al piso 20 de un hotel en Buenos Aires, donde una sala ofrecía una vista panorámica impactante de la ciudad, con los trenes moviéndose en la inmensidad del paisaje urbano. A cada lado de la habitación, dos grandes posters destacaban el filme Una muerte silenciosa, creando un ambiente que anticipaba la conversación.

Al entrar, Joaquín Furriel estaba sentado. Una periodista lo entrevistaba, mientras él respondía con una combinación de seriedad y entusiasmo, completando la atmósfera profesional que rodeaba el evento.

Cuando nos recibió, saludó con un gesto de puño, explicando que había estado con molestias en la garganta. A pesar de esto, su amabilidad quedó clara al preguntarnos dónde preferíamos hacer la entrevista, se aseguró de que nos sintiéramos cómodas y creó un ambiente cálido y cercano para dar inicio a la conversación.

Inicialmente nos compartió detalles sobre su interpretación en Una muerte silenciosa, protagonizada junto a Soledad Villamil y Alejandro Awada: “Octavio es un hombre de los años ’80, solo, en la Patagonia, físicamente potente, pero con una fragilidad emocional enorme. Mostrar esa contradicción fue el mayor desafío actoral”, comentó.

«Una muerte silenciosa» se estrenó el 9 de enero.

La ambientación fue clave en la construcción de su interpretación. “El paisaje de la Patagonia, del sur argentino, era casi otro personaje: las montañas, los lagos, la nieve… Todo eso ayudó a darle autenticidad al mundo de Octavio”, explicó Furriel.

El filme dirigido por Sebastián Schindel presenta a Octavio, un hombre de 45 años que lleva una profunda melancolía y una carga emocional que atraviesa la pantalla. Su única fuente de felicidad es su sobrina Sofía, cuyo asesinato desata una búsqueda para encontrar al culpable, sembrando sospechas entre todos en el pueblo.

“Es un thriller que te mantiene al filo de la butaca. La trama, las actuaciones y la ambientación son increíbles. Sebastián logró una película que no solo es visualmente hermosa, sino emocionalmente poderosa. Si te gustan las historias intensas y los giros inesperados, esta película es para vos”, invita el actor.

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Furriel hará teatro y cine este año.

Furriel colabora por tercera vez con Schindel. Primero estuvo en El patrón: radiografía de un crimen (2013), y luego en El hijo (2019).

La escena más conmovedora

Una de las escenas más impactantes ocurre cuando Octavio encuentra a su sobrina Sofía muerta. “Sebastián y yo hablamos mucho sobre esta escena. Es una de las más difíciles que tuve que actuar en la película«, dijo.

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Trailer de «Una muerte silenciosa»

Furriel se mostró visiblemente conmovido. Antes de responder, hizo una pausa reflexiva para intentar describir cómo ese momento quedó profundamente grabado en sus recuerdos, evocando emociones llenas de amor y ternura.

Confesó que fue desafiante y luego de un suspiro expresó: “Hay un gesto que él tiene con ella. Muy suave. Recordé un gesto físico muy íntimo: como cuando acariciaba a mi hija cuando era chiquita y estaba dormida -¡ahora me pega un boleo si la llego a despertar!- esa caricia que hacés sin despertarla. De alguna manera, veía esa imagen en ese momento. Ese recuerdo me ayudó a mostrar la culpa y el amor de Octavio de manera desgarradora”.

Su faceta como padre

Joaquín Furriel y Paola Krum se conocieron en 2005 durante la obra Sueño de una noche de verano. Tras varios años juntos se convirtieron en padres de Eloísa, que actualmente tiene 16 años. A pesar de ser figuras públicas destacadas en el mundo del espectáculo, mantuvieron su relación en privado hasta su ruptura en 2011. Sin embargo, después de separarse, ambos continuaron con una crianza conjunta y armoniosa de su hija, priorizando su bienestar y desarrollo.

Es incuestionable el amor que siente por su hija. Al comenzar a responder, su tono de voz se tornó más afectuoso y su mirada brilló con una intensidad especial, esa que solo surge al hablar de alguien que ocupa un lugar profundo en el corazón.

Joaquín Furriel y su hija Eloísa, de vacaciones en Tailandia. Fotos: Instagram.

Y es que Eloísa ha demostrado un gran talento para la música y la composición. Aunque Joaquín prefiere que viva su adolescencia sin presiones ni expectativas externas. “Está estudiando piano, canto y producción musical, pero quiero que disfrute esta etapa sin acelerarse. Tiene tiempo para crecer y mostrar lo que hace, que ya es hermoso. Es importante que mantenga su mundo íntimo y sano”, dijo.

El actor recordó cómo su adolescencia fue crucial para su formación y espera que su hija tenga una experiencia similar. «Yo tuve la adolescencia que tuve, en mi barrio, mi colegio… Luego me fui a estudiar al Conservatorio, estudié arte dramático, empecé a trabajar a los 23 años y mal no me fue. Tuve las etapas que tuve que vivir. Y quiero que mi hija tenga sus etapas, ya llegará el momento. La serenata es larga», expresó Joaquín.

Asimismo, destacó cómo la sociedad actual vive en una aceleración constante, marcada por la inmediatez y la demanda de resultados inmediatos. «Hay algo estos tiempos donde parece que la serenata es corta y que los chicos tienen que ya salir a la cancha y no lo veo sano. Quiero que siga siendo una persona sana. Que los tiempos estén enfermos, no significa que uno no pueda enseñar sanidad», explicó.

Aún así, resalta con orgullo el talento artístico de su hija y la belleza de las composiciones que crea: «Realmente es hermoso lo que escribe y tiene una voz preciosa, interpreta muy bien. Me gusta mucho la voz que tiene, cómo interpreta lo que escribe. Me encanta. Y me gusta que esté tranquila y que lo esté disfrutando».

Joaquín Furriel como Ricardo III

No todo es cine para Joaquín. Este año volverá al teatro con Ricardo III, bajo la dirección de Calixto Bieito, en el San Martín. Esta obra de William Shakespeare explora la ambición desmedida, el poder y el mal.

Cuando empezó a hablar de la obra, irradiaba un entusiasmo genuino, comparable al asombro de un niño probando algo nuevo por primera vez. A pesar de su emoción evidente, trató de organizar sus ideas antes de responder, demostrando cuánto significa para él este proyecto que espera con tantas ganas realizar.

“Shakespeare es una escuela para cualquier actor. En Ricardo III no solo interpretás un personaje complejo, sino que te enfrentás a un tratado sobre el mal. El teatro clásico te obliga a ir al fondo de tu capacidad expresiva. Es como volver al origen, a lo más puro de esta profesión. No solo interpretás un personaje, sino que también te enfrentás a un legado cultural enorme”, contó.

Para quienes no la conocen, Ricardo III narra la asunción al poder de un hombre cruel y manipulador, dispuesto a todo para conseguir la corona. En esta versión, Bieito propone una visión contemporánea que profundiza en los aspectos más oscuros del personaje.

Por eso, su compromiso con la obra y su deseo de capturar a la perfección la maldad que el director busca en esta versión lo llevaron a una preparación rigurosa. Ha leído distintas adaptaciones de la pieza teatral, toma clases de natación, estudia documentales, analiza las películas basadas en la historia y realiza trabajo de campo. Todo esto con el propósito de profundizar en la complejidad del personaje de Ricardo III, el último monarca inglés caído en batalla, y ofrecer una interpretación única y poderosa.

«Ya empecé a hacer natación para tener el cuerpo entrenado para el escenario y estar expresivo como creo que lo va a necesitar este personaje. También he investigado sobre el mal porque esta edición va a ser muy especial«.

Su recuerdo de Alfredo Alcón

Furriel reflexionó sobre las comparaciones con Alfredo Alcón, quien también interpretó a Ricardo III. Mostró una admiración profunda por su legado, destacando su impacto en el teatro argentino. Sin embargo, aclaró que no percibe estas coincidencias como seguir los pasos de Alcón, sino como el resultado de una formación similar que los llevó a enfrentar grandes obras clásicas.

«Él y yo compartimos una pasión por la literatura clásica que nos conecta, pero cada interpretación tiene su propio camino», comentó el actor con humildad y respeto.

Alfredo Alcón y Joaquín Furriel en la obra «Final de partida”.  

Destacó que obras como las de Shakespeare exigen un dominio de lo lírico y lo épico, habilidades que, según él, eran más comunes en actores de generaciones anteriores como la de Alcón. “En su época era habitual que los actores se enfrentaran a este tipo de textos. Hoy, aunque es menos frecuente, actores con mi formación o la de Alfredo inevitablemente nos encontramos con estas obras. Son parte del camino”, añadió.

Para él, Ricardo III representa no solo un desafío artístico, sino también una oportunidad para revivir el teatro clásico en la escena contemporánea. “Estas obras nos recuerdan por qué el teatro sigue siendo un espacio vital, un ritual entre actor y espectador que no puede ser reemplazado por ninguna otra forma de expresión”, concluyó.

Alcón y Furriel protagonizaron “Rey Lear”, de William Shakespeare.

El teatro ocupa un lugar fundamental en la carrera de Joaquín, no solo por ser el origen de su trayectoria profesional, sino también porque lo practica desde los 13 años. El teatro representa un espacio único donde puede desplegar toda su capacidad expresiva y adaptar cada obra de manera personal. «Cada vez que hago teatro se me viene toda mi historia. Es algo que no me pasa en el cine o las series».

Además, expresó sus preferencias entre el teatro y el cine en su carrera actoral: “Cada nuevo proyecto es como empezar de cero. El teatro siento que es el espacio más puro para el actor. Es donde todo comenzó para mí y donde vuelvo cada vez que necesito reconectarme con la esencia de esta profesión. El teatro tiene un vínculo vivo, un ritual con el espectador, que no se puede comparar con el cine o las series”.

Explica que en el cine y la televisión, la autoría pertenece al director o los productores, mientras que él se considera una herramienta narrativa para transmitir la historia. En cambio, el teatro lo percibe como el verdadero territorio del actor, donde puede desarrollar su arte con mayor libertad. Por eso, organiza su agenda para regresar al escenario cada tres o cuatro años, manteniendo así una conexión constante con esta forma de expresión que considera esencial en su carrera.

Otros estrenos para Netflix

Este año, Furriel estrena Refugio atómico, la nueva serie de los creadores de La casa de papel, Sky Rojo y Berlín, que se emitirá por Netflix. Grabada en España, la trama sigue a un grupo de multimillonarios que se resguardan en un lujoso búnker, Kimera Underground Park, durante la Tercera Guerra Mundial, mientras observan cómo el mundo se destruye a través de pantallas.

La serie promete una combinación de suspenso, drama y tensiones personales en un contexto apocalíptico.

Además, protagoniza la película Cortafuego, un thriller psicológico dirigido por David Victori, en el que una familia en duelo enfrenta una búsqueda desesperada tras la desaparición de su hija en medio de una alerta de incendio forestal.

“Ambos proyectos son muy potentes, uno a nivel América y el otro con alcance mundial. Estoy muy entusiasmado con lo que van a aportar”, comentó Joaquín.

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