La opinión de Nahuel Speranza.
La historia de la República Oriental del Uruguay se nutre de la gesta de diversos guerreros que otorgaron su vida por defender la tierra en que nacieron, sus pagos y familias.
La previa
El general Leandro Gómez es uno de los grandes militares históricos que otorgaron todo de sí por un ideal: INDEPENDENCIA O MUERTE.
Su carrera militar inicia de la mano de la presidencia de Manuel Oribe, quien sería su padrino de bodas y a quien apoyó desde 1843 hasta el 8 de octubre de 1851 en el sitio de Montevideo, conflicto bélico enmarcado en la guerra grande que enfrentó a Unitarios y Federales, a Colorados y Blancos.
Durante la guerra grande en el territorio oriental se disputaba el poder entre dos gobiernos autoproclamados.
Manuel Oribe, presidente de los Blancos, jugaría sus alianzas con el apoyo de los federales argentinos, liderados por Juan Manuel de Rosas.
En este escenario, tras la victoria en Arroyo Grande sobre el ejército de colorados-unitarios, el gobierno Blanco impulsa la ley de abolición de la esclavitud. Promulgada el 12 de diciembre de 1842, hito relevante para el transcurso de los hechos en esta historia.
Leandro Gómez obtuvo su ascenso a sargento mayor en el año 1858. Promovido a coronel efectivo en 1863, fue designado comandante militar del departamento de Paysandú por decreto del presidente constitucional Bernardo Prudencio Berro.
Bernardo Berro asume la presidencia constitucional de la República Oriental del Uruguay en 1860, buscando mantener la paz dentro de una república que se desangraba por la guerra entre compatriotas, impulsó buenas relaciones con el exterior y la educación de las negras libertas, la generación de negros más jóvenes que nacerían libres.
El imperio de Brasil quiere jugar
Contrario a lo que sucedía en la República Oriental del Uruguay, Brasil mantendría la esclavitud de negros africanos hasta 1884.
De acuerdo a las investigaciones de Diego Fisher y Rodrigo Carrera los latifundistas de Rio Grande do Sul apreciaban una huida de esclavos hacia la República Oriental, lo cual afectaba su mano de obra.
Ahí es cuando los latifundistas buscan que el imperio brinde soluciones. Conforme al material historiográfico de Joaquim Marques Lisboa, almirante de la Marina Brasileña, la más poderosa de Sudamérica.
El Marques de Tamandaré le envió cartas a Venancio Flores en 1864, en las que se refiere a un pacto firmado con el líder colorado en Santa Lucía, que establecía el aniquilamiento total de la ciudad de Paysandú, para continuar su avance militar hacia Montevideo, derrocando la presidencia de Atanasio de la Cruz Aguirre, y finalmente sumarse a la Guerra de la Triple Alianza con las fuerzas blancas derrotadas definitivamente
Flores con olor putrefacto
Recapitulemos, en 1863, con el apoyo del Imperio de Brasil, Venancio Flores inicia una revolución para derrocar al presidente Bernardo Prudencio Berro.
Leandro Gómez, previo a hacerse a tomar el liderazgo de la defensa de Paysandú, estuvo al frente de la guarnición de Salto, durante la primera invasión del general Venancio Flores, a mediados de 1863.
A fines de este año pasó a ejercer el comando de Paysandú, en reemplazo del teniente coronel Benjamín Villasboas.
Tras tomar Salto, las fuerzas colorado-brasileñas avanzaron hacia Paysandú, donde se resistiría en defensa del gobierno constitucional de la República Oriental del Uruguay, con el liderazgo de Lucas Píriz y Leandro Gómez.
La heroica defensa
El 16 de enero de 1864 el general Flores pone en sitio la ciudad de Paysandú, las operaciones de asedio estarían a cargo de Francisco Caraballo, buscando evitar que lleguen suministros y se arme el Batallón «Defensores».
Abandonan el sitio pocos días después, debido a la amenaza de combate con las tropas del presidente Bernardo Prudencio Berro, quien ejercería la presidencia durante dos meses más hasta el cambio de mandato con el presidente Aguirre.
El 2 de Diciembre este histórico 1864, las fuerzas de Venancio Flores bloquean la vía fluvial del Río Uruguay, apoyados inicialmente por 1500 soldados brasileños.
Los defensores de Paysandú construyen trincheras de ladrillo y barro en las esquinas, con zanjas que delimitaban 6 cuadras de Oeste a Este y dos cuadras de Norte a Sur. Colocando los 3 mejores cañones en Plaza Constitución.
El 27 de Diciembre, dos días después de Navidad, las fuerzas brasileñas refuerzan su apoyo a Venancio Flores enviando una enorme cantidad de tropas comandadas por el general José Mena Barreto.
Aproximadamente 1.000 hombres resistieron durante 33 días la invasión de al menos 7.000 sitiadores brasileños bien armados, 3.000 soldados de Venancio Flores, 500 efectivos de la marina imperial y 4 cañoneras imperiales que bombardean Paysandú desde el Río Uruguay.
Los defensores liderados por Leandro Gómez luchaban por un ideal independencia o muerte.
Era una batalla perdida, no se luchaba para ganar, los combatientes de Paysandú bien sabían que la muerte les susurraba al oído.
Venancio Flores le envía una carta a Leandro Gómez solicitando su rendición, en la cual expresa «vencido el plazo firmado, usted pagará con su vida las consecuencias».
Leandro Gomez devolvió la carta escribiendo al dorso «cuando sucumba».
En la madrugada del 31 de diciembre el ejército colorado-brasileño arremetió contra los defensores, quienes resistieron 3 días.
La masacre de Paysandú
El 2 de enero de 1865 Leandro Gómez solicita una tregua para para enterrar a los muertos. Con este motivo envía mensaje mediante el oficial colorado Atanasildo Saldaña, quien era su prisionero. El mensaje se respondió con una negativa…
Algunas versiones de la historia se refieren a que en medio de estas gestiones de paz los soldados brasileños entrarían a Paysandú alegando que se acordó la paz, mintiendo.
Leandro Gómez derrotado solicita ser llevado como prisionero frente a los líderes orientales del bando contrincante. El comandante Francisco Belén lo reclama como prisionero, pero José Gregorio Suárez «el Goyo» ordena el fusilamiento de Gómez y 600 uruguayos.
Fusilamientos de esta calaña no eran comunes en las guerras civiles del período, la sed de sangre de Goyo Suárez mancharía la historia uruguaya con la masacre de Paysandú, la cual no pasó a mayores por la intervención del coronel argentino José Murature, quien solicitó que Venancio Flores y el Marqués de Tamanderé dieran la orden de detener la masacre.
Las fuerzas de Paysandú se defendieron con honor hasta sucumbir.