Por qué, pese a la fuerte caída del precio internacional, la Argentina se volvió tan atractiva para las inversiones en litio

El presidente Javier Milei, acompañado por su hermana Karina, se reunió en Roma con el CEO de Rio Tinto, Jakob Stausholm, y la directora de asuntos externos de la minera, Paula Uribe

A principios de octubre, Rio Tinto, la segunda minera más grande del mundo, anunció la compra de Arcadium Lithium, hasta entonces principal productor litífero de la Argentina, por USD 6.700 millones, convirtiéndose automáticamente en la nueva “reina del litio” del país y en un jugador de peso a nivel global de un mineral que hasta entonces no era muy importante en su espectro productivo.

No satisfecho con eso, en la semana que pasó Rio Tinto anunció otra mega-inversión en el país, de nada menos que USD 2.500 millones, para multiplicar por 20 la capacidad de producción de carbonato de litio de su proyecto “Rincón”, en la provincia de Salta, llevándola de 3.000 a 60.000 toneladas anuales. La construcción de una moderna planta, precisó el gigante minero, comenzará en 2025 y la planta comenzará a operar en 2028, y se hará en el marco del Régimen de Incentivos para las Grandes Inversines (RIGI), que el gobierno incluyó en la llamada “Ley Bases” y exige una inversión mínima de USD 200 millones.

“La atractiva perspectiva a largo plazo del litio impulsada por la transición energética respalda nuestra inversión en Rincón. Estamos dedicados a desarrollar este recurso de clase mundial a gran escala y en el extremo bajo de la curva de costo e igualmente comprometidos a cumplir con los estándares de ambientales, sociales y de gobernanza (conocidos como ESG, por su sigla en inglés) más elevados, usando nuestra tecnología avanzada para reducir a la mitad la cantidad de agua usada en el proceso de refinación mientras continuamos fortaleciendo nuestras asociaciones de beneficio mutuo con las comunidades locales y la provincia de Salta”, declaró Jakob Stausholm, el CEO del grupo anglo-australiano, al anunciar la inversión, que elevó la apuesta de la compañía por el litio argentino a más de USD 9.000 millones en apenas dos meses.

¿Qué hace que, pese a que entre 2022 y la actualidad el precio internacional del carbonato de litio (métrica estándar del valor del mineral) haya caído más del 85%, de casi USD 80.000 a fines de 2022 a cerca de USD 10.000 en la actualidad, la Argentina mantenga e incluso acreciente su atractivo litífero?

Vista del Salar del Rincón, en Salta, donde Rio Tinto invertirá USD 2.500 millones al amparo del RIGI REUTERS/Agustin Marcarian/File Photo

Por cierto, la reducción de la inflación y la convergencia a una situación de estabilidad macroeconómica, las desregulaciones y la promesa oficial de que en 2025 se levantará el cepo cambiario, además de la entrada en vigencia del RIGI, que ofrece estabilidad fiscal por 30 años y ventajas impositivas son parte de la respuesta. La reunión del presidente Javier Milei con Stausholm, el CEO de Rio Tinto, en el viaje que hizo a Italia, invitado por la premier Giorgia Meloni, seguramente reforzó esos aspectos.

Pero hay razones adicionales, de tipo estructural.

Un documento de la secretaría de Minería de la Nación, a cargo de Luis Lucero, señala al respecto que la Argentina se ha vuelto “un jugador estratégico en el mercado global”, es entre los cinco principales productores el que más aumentó la producción en los últimos cinco años (solo Zimbabue, sexto productor mundial, aumentó porcentualmente más su producción, pero desde una base muy baja), el tercero en cuanto a inversión en exploración, tiene más de 30 proyectos, en distintas etapas de avance y, como factor clave en el juego de atraer inversiones y ganar competitividad, exhibe las operaciones y proyectos de menores costos de producción, por debajo de Australia y Chile, los dos principales productores mundiales, como muestra el gráfico adjunto, tomado del informe oficial.

Un gráfico del informe oficial destaca la ventaja de costos operativos de las operaciones de litio en la Argentina

Además de costos de producción competitivos, el informe proyecta una recuperación sostenida del precio del carbonato de litio, hasta bordear, a inicios de la próxima década los USD 31.500 la tonelada, más del del triple respecto de los precios actuales.

Cabe aclarar, sin embargo, que el precio promedio de exportación del carbonato de litio argentino es superior al precio mundial y cercano a los USD 13.000 por tonelada, en base a los contratos de abastecimiento vigentes.

Las previsiones de la cartera minera nacional coinciden, cuanto menos en los tiempos, con las de del Departamento de Energía de EEUU, que hacia mediados del año pasado había advertido que, combinando dos variables (importancia para la producción de energía y riesgos de disrupción de las fuentes de aprovisionamiento), el litio y el níquel eran los dos minerales más críticos de la transición energética, por lo que proyectaba una recuperación del precio a partir de 2025, aunque se trate de proyecciones sobre las cuales hay disenso entre consultoras y analistas de mercado.

La proyección de precios de la tonelada de carbonato de litio equivalente del estudio oficial

Según los datos de 2023 compilados por la secretaría de Energía, la producción mundial del mineral aumentó 26% en 2023, llegando a las 983.000 toneladas de carbonato de litio equivalente, con Australia, Chile, China y la Argentina, en ese orden, explicando el 96% de la producción mundial.

“La obtención de litio se realiza principalmente a partir de depósitos de salmuera en salares, siendo América del Sur el principal lugar para esta actividad. Pero también existen minas en América del Norte y Asia. Por otro lado, los depósitos de pegmatitas suelen ser explotados a cielo abierto y constituyen otra fuente importante. Ejemplos globales incluyen Greenbushes (Australia), Bikita (Zimbabwe), Mibra y Grota do Cirilo (Brasil) y Jiajia (China). La oferta proveniente de pegmatitas responde más rápidamente que la proveniente de salares. Esto ha permitido que economías como Brasil y Zimbabue comiencen a ganar mayor protagonismo en el ranking de productores de litio, con una participación del 2,7% y 1,9%, respectivamente”, dice un pasaje del informe.

Según los datos oficiales, la Argentina representó en 2023 solo el 5,2% de la producción mundial, contra 47,8% de Australia, 24,4 de Chile y 18,3% de China, pero el volumen de extracción producción de carbonato en el país está en pleno proceso de ramp-up o aumento de la producción, habiendo crecido en volumen poco más de 46% anual, el mayor ritmo del Top 4 de países productores. Solo en Brasil (86,1%) y Zimbabue (230,1%) la producción aumentó a un ritmo superior, pero desde una base muy baja, en la etapa inicial. En 2023 ambos países representaron, respectivamente, 2,7 y 1,9% de la producción mundial.

Solo en Brasil (86,1%) y Zimbabue (230,1%) la producción aumentó a un ritmo superior, pero desde una base muy baja, en la etapa inicial

Según el documento oficial, otra ventaja importante de la Argentina, amén de la decisiva de bajos costos operativos, es que cuenta con 50 proyectos de litio en diferentes estados de avance y su presupuesto exploratorio aumentó 93,5% anual, el mayor grado de avance entre los principales productores “reflejando foco estratégico en el metal”, dice el documento.

La cartera de proyectos de litio en la Argentina, por provincia y etapa de avance

En cuanto a la situación del mercado y la cooperación y competencia internacional, el estudio de la Secretaría de Minería refiere la diversificación de las fuentes de litio más allá de las salmueras tradicionales y la existencia de una “importante cooperación internacional para fortalecer la infraestructura minera y la participación de mercado” por lo que -concluye- “Argentina se posiciona como líder emergente en el mercado global del litio, con oportunidades significativas para el crecimiento de la minería a nivel local”.

A esas ventajas que ofrece la Argentina el litio agrega las propias: es el metal más liviano de la naturaleza (entre los elementos, solo el helio y el hidrógeno tienen peso atómico inferior), lo que lo hace mucho más conveniente en su aplicación a la electromovilidad y parece ser el más apto en la elaboración de baterías que resistan la tendencia al sobrecalentamiento y riesgo de incendio en el caso de uso de cargadores de carga rápida. Así que con la Argentina hace buena pareja.

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