Andrés Kogovsek con Olé: la leyenda del handball argentino que se retiró a sus 50 años

El handball argentino despidió a una de sus máximas figuras. A los 50 años, Andrés Kogovsek, histórico capitán de Los Gladiadores y emblema de SAG Villa Ballester, jugó su último partido como profesional, cerrando una carrera inolvidable. Su retiro, planeado con precisión y lleno de emociones, reflejó una trayectoria construida con corazón, pasión y compromiso. En diálogo con Olé, el ahora ex jugador detalló cómo y cuándo tomó la decisión, y compartió sus sensaciones del momento en el que le dijo adiós al deporte de sus amores.

El final comenzó a gestarse en marzo, cuando Cogote y su equipo levantaron el título del Súper 8 en el Parque Roca. Ese día, en propias palabras, una sensación inédita lo invadió: “Cuando volvía en el auto con mi hijo y la copa en el asiento de atrás, agarré y le dije: ‘Hoy sentí algo que no había sentido nunca: que se terminó’”. Aunque la decisión no fue inmediata, este hecho marcó un antes y un después en su futuro.

«Creo que era el momento indicado, lo disfruté al máximo y fui muy feliz. Siento un agradecimiento puro hacia la gente, al handball y a todos los equipos. Esa es la realidad de lo que siento hoy. La decisión la tomé por la edad que tengo, y si bien todos los años me replanteo un poco qué hacer, este fue el último», agregó Andrés.

Kogovsek en acción, a sus 50 años. (Fabián Luján)

Tras reflexionar, decidió que su retiro debía ser en casa, en su querido Ballester. “Cuando vi el fixture y noté que el último partido era en nuestra cancha, supe que era lo ideal. A mitad de año, con la decisión tomada, se lo comuniqué a mi familia, al entrenador y a mis compañeros. Desde entonces, el club comenzó a planear un homenaje con el que ‘Íbamos a tirar la casa por la ventana’«, confesó.

La hinchada de Villa Ballester, presente en el último partido de Kogovsek. (Fabián Luján)

«El último partido (victoria de Balle por 31-23 ante Círculo de Comunidad) fue pura emoción. En el entretiempo le dije al árbitro que en algún momento le iba a avisar. Cuando llegaron los 27 minutos, vi ese número tan especial (NdeR: el 7, que portó en los momentos más gloriosos de su carrera) y supe que era el momento. Dije: ‘hasta acá llegué’ y pedí el cambio. Ahí abracé a todos, tanto los rivales como mis compañeros, pero cuando iba caminando vi el escudo en el piso y dije ‘le tengo que dar un beso’, entonces me arrodillé y lo hice”, relató, emocionado.

Tras el pitido final, el Gran Capitán vivió una fiesta inolvidable, donde sus seres queridos y compañeros lo sorprendieron con homenajes que él mismo desconocía. Se pasaron. Mi familia estuvo involucrada, pero no me contaron nada. Después del partido, todo lo que hicieron fue increíble. Agradecimiento eterno al club y a esa cancha que va a quedar para siempre en mi piel”, comentó entre lágrimas, luego de que le retirasen su camiseta. Sí, la 7 de Ballester pasó a la inmortalidad.

La 7 de Villa Ballester fue retirada en honor a Kogovsek. (Fabián Luján)

El legado de una carrera excepcional

Con apariciones en siete Mundiales, unos Juegos Olímpicos (Londres 2012) y más de dos décadas siendo uno de los máximos referentes de Los Gladiadores, Kogovsek dejó un legado único en el handball argentino. Sin embargo, lo que más destacó fue la felicidad que le dio este deporte: “Jamás pensé llegar a los 50 años y seguir compitiendo. Estos años fueron como una película rápida, porque lo disfruté tanto que se me pasaron volando”.

“Siempre les digo a mis hijos: ‘Esto que hice no es normal, no lo tomen como ejemplo porque estoy loco’”, explicó entre risas. Y si bien se despidió de las competencias profesionales, Andrés dijo que no se alejará del handball: “Voy a seguir vinculado, pero ahora quiero cuidar mi físico, disfrutar de mi familia y, quizás, probar otros deportes con amigos”.

Andrés Kogovsek, con la cinta de capitán y la camiseta albiceleste.

Por último, le dedicó unas palabras con optimismo al presente de la Selección Argentina: “Tenemos muchísimo material para el futuro. Creo que no es fácil hacer una lista en la actualidad y eso habla bien de los jugadores. Si vos tuvieras que elegir 16 y me los decís de memoria, es como que ¿y dónde están el 17 y el 18 que le puede llegar a sacar el puesto a alguno? Hoy hay más de 20 chicos convocables, lo cual es una clara muestra de cómo creció el handball en nuestro país”.

Las lágrimas de Kogovsek. (Fabián Luján)

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